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El consejo escolar de Toronto rechaza una charla de la Nobel Nadia Murad, torturada por los yihadistas, porque podría "fomentar la islamofobia"

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El consejo no promoverá un club de lectura con la premio Nobel de la Paz, Nadia Murad, secuestrada y vendida como esclava sexual del Estado Islámico, porque su libro de memorias podría resultar "ofensivo"

Nadia Murad en 2018, durante una visita a Irak.
Nadia Murad en 2018, durante una visita a Irak.

El consejo escolar de Toronto ha retirado su apoyo a un club de lectura en el que participará la premio Nobel de la Paz, Nadia Murad, al considerar que su testimonio podría ser "ofensivo" y "fomentar la islamofobia". En su libro Yo seré la última: Historia de mi cautiverio y mi lucha contra el Estado Islámico, Murad relata el infierno que padeció en 2014, cuando solo tenía 21 años y el autodenominado Estado Islámico (IS) irrumpió en su pueblo de Irak, asesinó a cientos de personas (entre ellos, sus hermanos) y la forzó a convertirse en una esclava sexual. Pero en Canadá, en pleno auge del movimiento woke (que denuncia cualquier posible discriminación hacia las minorías), incluso las memorias de Murad son susceptible de resultar "ofensivas" hacia los estudiantes musulmanes.

El club de lectura A Room of your Own (Una habitación propia, en referencia al título de Virginia Woolf) está dirigido a chicas adolescentes, de 13 a 18 años, en riesgo de exclusión social, a las que se les suministran los materiales y libros gratuitos. No depende directamente del consejo escolar de Toronto, aunque sí es la entidad que lo promociona. La organizadora del club, la educadora Tanya Lee, denunció en el periódico canadiense Globe and Mail, que dos encuentros con autoras habían sido cuestionados por el consejo escolar: el de la premio Nobel Nadia Murad (previsto para febrero) y el de la abogada penalista Marie Henein, que presentaba su libro Nothing But the Truth (Nada salvo la verdad). ¿Cuál era el problema con la letrada Marie Henein? Que había defendido al popular presentador Jian Ghomeshi, acusado de agresión sexual y cuyo caso causó una gran polémica en Canadá en 2014 por los escabrosos detalles relacionados con prácticas sadomasoquistas. "Sería difícil explicarlo a chicas jóvenes", fue el argumento de la intendente del consejo escolar, Helen Fisher. La charla con Henein se produjo el pasado 18 de noviembre sin el visto bueno del consejo y fue un éxito.

El caso de Nadia Murad, que recibió el Nobel de la Paz en 2018, resulta mucho más escandaloso por la prevención de una "posible islamofobia". Activista y defensora de los derechos humanos, Murad fue una de las pocas supervivientes yazidistas, la minoritaria religión preislámica que los terroristas yihadistas querían eliminar de Irak.

Hasta ahora ningún autor ni libro estudiado en este club de lectura de Toronto había motivado nunca un rechazo por parte del consejo escolar, que tras esta polémica está reelaborando su guía sobre la política de selección de material de lectura "culturalmente pertinente y adaptado".

Hace solo dos meses, trascendió la noticia de que el consejo escolar Providence de Ontario (que agrupa a escuelas católicas) había retirado más de 5.000 ejemplares de libros y cómics que perpetuaban los "estereotipos racistas" contra los nativos. Así, Astérix, Tintín o Lucky Luke ardieron en una "hoguera de purificación". Sucedió en 2019 y la pandemia frenó el resto de hogueras simbólicas "para enterrar las raíces del racismo" que habían previsto en otras escuelas. El affaire se convirtió en una tormenta política que incluso salpicó al primer ministro Justin Trudeau, ya que la impulsora de la iniciativa fue Suzy Kies, copresidenta de la Comisión de Pueblos Indígenas del Partido Liberal. Kies acabó dimitiendo de su cargo, pero no como un mea culpa por quemar libros sino porque se pusieron en duda sus raíces autóctonas: según algunos medios canadienses se remontaban a siete siglos atrás.

Tanto en Canadá como en Estados Unidos, los excesos del movimiento woke y de la cultura de cancelación han despertado la alarma, además de varias campañas virales contra artistas que supuestamente no han respetado alguna tradición o minoría, desde Kanye West hasta Katy Perry. Incluso el ex presidente Barack Obama alertó del peligro del wokismo y las redes sociales: "Eso no es activismo", lamentó en 2019.

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