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La entrevista final

Rafa Sánchez, ex cantante de La Unión: "Luis Bolín y yo nos hemos hecho mucho daño, he sido mezquino"

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Foto: JAVI MARTÍNEZ
Foto: JAVI MARTÍNEZ

Tras su traumática salida de La Unión, el cantante trabaja en sus dos primeros singles, 'Vístete princesa' y 'Una vez', que se publicarán en el mes de enero. Después de 36 años, Rafa Sánchez vuela ahora en solitario y, en esta entrevista, cuenta los detalles de la ruptura del grupo.

Empiezas una nueva carrera en solitario, ¿qué nos vas a ofrecer?
El nuevo Rafa obviamente va a tener un pie en la música de dónde viene, la que ha hecho en años anteriores con La Unión, pero está muy interesado
en la música que se está haciendo actualmente. Estoy oyendo muchísima música urbana.
¿Estás satisfecho con los nuevos temas?
Ahora mismo las decisiones las tomo yo solo. Al final, en La Unión, cuando sólo quedábamos Luis y yo, no habíamos llegado a un entente con las canciones. Cuando una cosa no es para ti ni para mí te puedes quedar en una tierra de nadie que no tiene mucho interés. Ahora estoy extremando mis gustos y plasmando lo que realmente me apetece.
Fangoria afirma que son dos señoras mayores y se han vuelto un poco pesadas. ¿Te identificas con esa definición?
No, de hecho, me cuesta mucho asimilar lo que veo en el espejo. El reflejo se queda muy mayor. Todavía me dejo sorprender.
Has contado que tus fans viven una regresión a la adolescencia fabulosa. ¿Los 'viejóvenes' se resisten a envejecer?
Sí. Si cuentas con la edad que tiene mi público real, son gente de mi quinta. Han sido padres, pero ya han soltado a los hijos. De repente, empiezan a disfrutar una vida de adulto, que les había sido vedada. Veo que empiezan a retomar el gusto por salir, ir a un concierto, cantar y desgañitarse. Me parece muy divertido ver a gente de mi quinta como niñatos.
Has confesado que eres un superviviente. ¿Cuál es la clave para resistir todos estos años en la música?
Yo no lo llamaría resistencia. Yo hago como los griegos que me escupo tres veces en el hombro porque me considero un afortunado pudiendo trabajar en lo que me gusta. Iba para arquitecto y lo dejé en 4º. No me arrepiento para nada. El mundo que me ha ofrecido el rock and roll me ha hecho ser mejor persona. Si hubiese sido arquitecto, podría haber sido una persona bastante complicada.
Tuvisteis unos comienzos totalmente atípicos. Fuisteis directos al número 1 y desbancasteis a Michael Jackson con 'Lobo hombre en París'.
Tuvimos la suerte de estar en el momento adecuado con la canción adecuada. Si piensas 'Lobo hombre' no tiene un estribillo muy claro y es una canción atípica, pero conectó. Tú hablas con la gente que vivió la canción en la adolescencia, y el verano del 84, no sé qué pasó, pero fue un verano especial. También ves que generaciones posteriores la están asumiendo como un himno. La versión ha envejecido muy bien.
La Unión sonaba muy distinto a la música que se hacía en España
Siempre nos hemos desmarcado mucho del sonido patrio. Nuestras influencias siempre han sido muy anglosajonas e intentábamos sonar como la música que nos gustaba. Estábamos en el afterpunk, veníamos de oír gente como Ultravox y aparecieron los primeros sintetizadores que se podían comprar a nivel casero. Eso nos hizo sonar bastante diferente.
¿Cuál ha sido el momento más mezquino de tu vida?
Tal vez éste último en la separación de La Unión. Tanto Luis como yo nos hemos hecho mucho daño. Yo planteé una disolución amistosa, pero Luis no quiso, lo que nos ha llevado a tres años de confrontamiento, mientras seguíamos haciendo una gira. Ha habido mucha tensión en la furgoneta porque no hemos hecho como otros grupos que uno iba en un coche y otro en otro. Es trabajo y era así. Ha sido muy duro. En algún momento he sido mezquino.
O sea que llevabais ya tres años queriendo disolver el grupo.
Llevábamos tres años sin hablarnos.
Tiene que ser muy complicado subirse a un escenario y no hablarse con el compañero.
No, porque ahí la prioridad es el público. Tienes que hacerlo bien. El último concierto que hicimos en Alcalá de Henares fue un conciertazo, pero había una tensión antes del concierto muy muy heavy. Y no se enteró ni dios.
Ahora que se está emitiendo 'The Crown', erais un poco como Lady Di y Charles que, de cara a la galería, parecía el matrimonio perfecto.
Yo soy más como la Reina de Inglaterra. [ríe]
¿Imperturbable?
Imperturbable.
Luis Bolín ha lanzado duras acusaciones contra ti. Ha afirmado que habías secuestrado el grupo y que habías lanzado bulos para sacar tu propio beneficio.
Él está muy enfadado. Ya te digo que yo quería dejarlo y él no.
Tampoco se puede obligar a alguien a seguir en un grupo si no quiere.
Todavía estamos en litigios. El problema viene cuando empezamos la autogestión. Necesitábamos establecer una sociedad y un contrato para tener una cuenta bancaria. Eso es lo que se está deshaciendo. Si hubiera sido el puro grupo nunca ha habido ningún papel que te obligue a estar con nadie, pero el problema ha sido la sociedad de gestión.
Él dice que no fuiste el fundador de La Unión.
Cuando yo llegué, eran tres pero tenían música instrumental. Yo puse las melodías de 'Lobo hombre', 'La niebla', 'Voracidad' y, a partir de ahí, todas las canciones que se han hecho en La Unión. Las letras las he hecho yo. Todos trabajamos para La Unión. Cada uno tiene una faceta y todo el mundo pone lo mejor de sí en la faceta que le toque porque de esa manera siempre el enemigo ha estado fuera. Ha sido un grupo muy democrático a nivel sonido. Nunca se ha pretendido que fuera sólo la voz, sino que la guitarra y el bajo han sido tratados como un elemento importante. El nombre de la Unión lo pusimos estando todos y el 'Lobo hombre' también.
Ése es el punto fuerte de La Unión, ¿no?
Si has visto 'Bohemian Rapsody', es un poco parecido. Ellos eran tres en el escenario, les deja el cantante y entra Freddy Mercury. ¿Tú cuando crees que se crea Queen?
Cuando llega Freddy Mercury.
Verde y con asas. Pero ya te digo, tampoco te dan ningún diploma por ser miembro fundador de la Unión. Luego, cada uno tenemos nuestra visión para salvaguardar nuestros orgullos.
Hiciste aquel comunicado anunciando la disolución del grupo que levantó mucha polvareda. ¿Te arrepientes?
Como veía que se estaba alargando la cosa y llegó la pandemia, pensé que era un momento perfecto. No había actuaciones y los dos íbamos a tener tiempo para replantearnos. Lo hubiera hecho cuando hubiéramos acabado judicialmente, pero viendo que el momento era especial, en vez de estar en casa sin hacer nada, pensé en hacer el comunicado y ponerme a trabajar en canciones desde el momento cero.
¿Te imaginabas el revuelo que se iba a organizar?
Casi hasta te gusta porque ves que La Unión es un grupo que ha tenido una trascendencia en el panorama.
Con los años, ¿uno se hace inmune a todos los pecados?
No. Nuestra generación tiene unos valores que se están perdiendo y que son los que nos hacen resultar antiguos, como a mí me parecieron los postulados de mi abuelo. Pero los pecados siguen ahí.
¿Qué valores crees que se están perdiendo?
La cercanía entre las personas. No comparto mucho ver a los críos todo el día con el móvil. A mí no me sale. Estoy en las redes sociales porque si no estás ahí, no vas a llegar a mucha gente, pero me cuesta bastante. Se está perdiendo el tú a tú y con ello todo lo que conlleva para la convivencia.
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¿Cuánto más famosa es la canción, más lejana te queda la letra?
No. Cada canción acaba envejeciendo de una manera. Aunque las palabras sean las mismas, los significados son diferentes. En las letras es mejor ser sugerente más que claro para dar pie a muchas interpretaciones. De 'Lobo hombre en París' me han llegado a decir que si Denis era un travesti, en vez de un lobo. Una canción puede tener muchas lecturas a lo largo del tiempo.
¿Qué contradicciones viven dentro de ti?
Cada vez tengo menos secretos y me asumo más a mí mismo. Normalmente, encuentro las contradicciones con el trato con otras personas porque cometo fallos en la distancia corta por mi manera de ser. Tengo un problema de falta de atención. Leo cosas o me dicen cosas y, de repente, no me acuerdo.
He leído que te entiendes mejor con los perros que con las personas.
Siento mucha más caridad hacia los animales que hacia las personas. He llorado mucho más la pérdida de un gato que de algún humano. Decirlo en alto resulta frívolo. El hecho de que los consideres mentalmente inferiores te da ese carácter de protección hacia los animales.
¿Quién fue tu mejor maestro?
He tenido muchos porque en la vida hay muchas facetas que vas aprendiendo. A la hora de hacer letras, Silvio Rodríguez y Pablo Milanés fueron unos grandes maestros en mi adolescencia. Encima del escenario, un batería que tuvimos y se murió y se llamaba Daniel Lui, que nos enseñó el oficio realmente. A la hora de buscar historias, todo aquello que me rodea. Muchas de las canciones son de amor y no puedes vivir tantas facetas del amor para componer un mismo álbum. El día que no quiera aprender será un buen día para dejarlo.
¿Recuerdas una mentira?
Sí. Las mentiras cuando son duras, no se olvidan.
¿Las que te han contado a ti o las que ha dicho tú?
Las que he dicho yo. Las otras las acabo olvidando, pero las que he dicho yo van a venir conmigo hasta la tumba.
El otro día Pablo Alborán confesaba que era gay. Tú lo hiciste de manera muy discreta. A estas alturas, ¿sigue pasando factura salir del armario?
Es posible porque yo creo que hay un montón de fans mías que no lo quieren asumir. Pero hemos avanzado bastante a cuando por ser gay estabas en la ley de vagos y maleantes. A veces la gente muy joven me da más respeto porque son mucho más intolerantes. Me dan un pelín de miedo.
¿Las fans te siguen haciendo proposiciones?
Por supuesto. Cada vez que cuelgo algo en Instagram. Se lo agradezco porque es un piropo.
El colectivo LGTBI había avanzado mucho en derechos, pero algunos políticos de Vox consideran que los homosexuales deben seguir dentro del armario. ¿Estamos retrocediendo?
Si estos postulados acaban teniendo eco, por supuesto. Me parece muy inconcebible. También te hablo de una ciudad como Madrid. A lo mejor te vas a un pueblo de pocos habitantes y ser gay puede ser un buen trauma. Ésa fue la razón por la que salí del armario. Mi círculo lo sabía desde el momento cero, pero preferí hacer la declaración pensando en aquella gente que no lo tiene tan fácil como yo.
El arquitecto Joaquín Torres confesó que le costó aceptar que era gay y afirmaba que, si pudiera elegir, cualquier gay preferiría ser heterosexual. ¿Qué opinas?
Si esto me lo hubieras preguntado hace 20 años, lo mismo te hubiera dicho que sí. Hubiera sido menos problemático. Pero, hoy por hoy, ni de coña. No reniego para nada. De hecho, me gusta. Esto que te voy a decir es una postura muy egoísta, pero el hecho de no haber tenido hijos me ha permitido cultivarme mucho más. Ser padre es muy duro.
¿La vida del músico sigue siendo sexo, drogas y rock and roll?
Sí, pero a ciertas edades, todo se va relajando. Ya no te apetece tanto sexo ni tantas drogas. Una noche acostándote al alba la pagas dos o tres días, o sea que te lo tomas con más calma. Pero para la juventud creo que tienen que ser los postulados que deben estar escritos en luminosos.
Tuviste una época desenfrenada. ¿Cómo fue?
Fue muy divertido. Formaba parte de una banda de rock and roll y todas las vías estaban abiertas. Entrabas fácilmente en las discotecas sin que te parase el portero y llegabas hasta la trastienda de los sitios. Como decía el de Blade Runner, he visto cosas que tú no verías en cinco vidas. Disfruté muchísimo en la Barcelona de los años 80 que en esos tiempos daba sopas con onda a Madrid en cuanto a garitos. Sitios como el KGB, Nick Havanna, las Torres de Ávila... Fue fascinante descubrir la noche en Barcelona.
¿Has probado de todo?
Pues sí. Las drogas químicas de ahora, no. Ya he llegado tarde, ya no me apetece. Pero todo lo que había en ese momento, sí.
Pero no acastéis mal. ¿Controlabáis?
Creo que toda la gente de mi banda tuvo mesura. Todo es bueno experimentarlo, por lo menos, una vez y sacar tus conclusiones. Eso también te hace comprender más ámbitos de la vida de otras personas. No me arrepiento de nada.
¿Has sacado algún aprendizaje de esta pandemia?
Sí. Uno lo intenté plasmar en una canción que se llama el 'Cielo Azul' y la compuse con Fermín Villaescusa. Una de las apreciaciones es que el hombre es el virus más peligroso para el planeta. Ha sido encerrarnos todos en casa y los animales han empezado a recuperar su espacio, los cielos no han tenido tanta contaminación... Realmente, ¿hay que ir tan rápido a todos los sitios y ser tan consumista? Creo que como experimento social ha sobrepasado a Gran Hermano.
¿La gente perderá el miedo a volver a los conciertos?
Lo perderá, pero va a tardar bastante. Por un lado, están las restricciones. El hecho de guardar una distancia social a la música la ha destrozado. Y, por otro lado, el miedo. Hay ciertos sectores que ya están pasando hambre y va a haber una caída del poder adquisitivo. Pero hay que ser positivos: a ver si para verano la cosa está mejor.
Pensábamos que la crisis nos iba a unir, pero hay mayor polaridad que nunca. ¿Las dos Españas nunca se van a reconciliar?
Pues está visto que no. Algo que nos podía haber unido nos está alejando muchísimo. La gente se está volviendo policía de la propia gente. Las redes sociales están creando grupos más alejados unos de otros. Cada uno acaba consumiendo lo que quiere oír. Esta crispación viene del mundo político que tenemos. La verdad es que de esta manera la democracia no está funcionando como debiera.
Decía Ortega que el verdadero tesoro del hombre es el tesoro de sus errores.
Mi gran tesoro y mi gran error ha sido permanecer 36 años en La Unión.

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