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Algunos medicamentos acentúan la descompensación metabólica producida por la ola de calor

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Los médicos advierten de los riesgos que conlleva no ajustar correctamente las dosis de medicamentos prescritos para algunas enfermedades como las cardiovasculares. En verano aumentan los problemas derivados de pautas no adaptadas correctamente, llegando a producir episodios severos de hipotensión y deshidratación

Una farmacéutica de Ayamonte toma la tensión a uno de los vecinos de la localidad.
Una farmacéutica de Ayamonte toma la tensión a uno de los vecinos de la localidad.Carlos García/EFE

La exposición al sol y la elevación de la temperatura corporal son factores de riesgo que acarrean consecuencias negativas para el cuerpo y pueden llevar al extremo a nuestro sistema termorregulador. Los médicos aseguran que uno de los principales grupos de riesgo ante un episodio de elevadas temperaturas son las personas con patologías previas y, más concretamente, los pacientes con enfermedades cardiovasculares y respiratorias. Estas personas tienen un mayor riesgo, ya no solo por la propia enfermedad, sino también porque ciertos fármacos que toman de manera crónica pueden acentuar la descompensación metabólica que ya produce el calor por sí mismo, contribuyendo a la deshidratación o a una reducción excesiva de la tensión arterial. Con la llegada de las altas temperaturas del verano este es uno de los motivos por lo que los médicos aconsejan precaución a la hora de administrar determinados medicamentos.

El jefe de Urgencias del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, Juan José González Armengol, advierte de que en las últimas semanas aumentan las asistencias por personas que sufren cuadros de deshidratación en un contexto de descompensación de enfermedades previas. "Nos encontramos con casos directamente relacionados con dos cosas", explica, "las propias temperaturas y la no modificación de los tratamientos de base asociados a las temperaturas, que es algo esencial". Armengol considera "muy importante" revisar en situaciones normales los tratamientos de estos pacientes antes de que se den estas situaciones.

Por su parte, el vicepresidente de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen) en la Comunidad Valenciana, José Luis Pardo Franco, cataloga las enfermedades cardiovasculares como las patologías más peligrosas durante la exposición a temperaturas elevadas. Considera como grupo de riesgo especialmente a "aquellas personas que hayan tenido recientemente un infarto u otras patologías cada vez más frecuentes, como la insuficiencia cardíaca o la hipertensión". En todas ellas, se emplean fármacos, concretamente hipotensores, que ayudan a reducir la tensión. Así, el portavoz de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), Lorenzo Armenteros, advierte de que las personas que toman hipotensores para la hipertensión corren el riesgo de producir una vasodilatación excesiva, que el calor produce de por sí. "Habría que ajustar el tratamiento durante el periodo de los días de máximo calor", recomienda.

Hipotensores, diuréticos e insulina: los fármacos con mayor riesgo

Además de los hipotensores, los fármacos conocidos como diuréticos también suelen prescribirse a pacientes con enfermedades cardiovasculares. Armenteros explica que "los diuréticos eliminan mayor cantidad de líquido y de sales minerales, por lo que hay que tenerlos muy en cuenta, y a veces incluso ajustar la dosis para que no se produzca una deshidratación mayor". Asimismo, añade que hay algunos pacientes toman ambos fármacos, hipotensores y diuréticos, "con lo que tienen el doble riesgo".

No hay que olvidar tampoco a los pacientes diabéticos, porque también son un grupo de riesgo ante los efectos de las altas temperaturas. El portavoz de SEMG advierte de que estos deben controlar los niveles de insulina de manera rigurosa porque "esa insulina puede crear un exceso o un defecto de la misma dependiendo de cada caso, y si el defecto de insulina aumenta puede provocar hipoglucemias y los consiguientes mareos y caídas".

Según los médicos, la mayor parte de las personas que toman de manera periódica este tipo de fármacos pertenecen a grupos de edad avanzada. Además de los posibles efectos adversos mencionados anteriormente, la población mayor pierde con el paso de los años la sensación de sed. "Si no bebe, está perdiendo agua por el sudor y encima está tomando un diurético, el riesgo de deshidratación o insuficiencia renal es mucho más alto", insiste Armenteros. El mismo explica que la insuficiencia renal hace que el riñón no funcione, por tanto, "hace que todos los metabolitos que perdemos con la orina, siendo muchos de ellos perjudiciales para nosotros, se queden dentro. Esto es el peligro para muchos de los órganos".

Las fuentes consultadas apuntan a la necesidad de prestar atención al estado y medicación de las personas mayores, especialmente de aquellas más dependientes. Armenteros considera crucial brindar información al paciente y a sus familiares, "porque el hecho de estar empeorando y sentirte mal cada día no es nada positivo, y no es achacable solo al calor". A veces se produce una descompensación metabólica y orgánica evitable gracias a un ajuste correcto de las dosis y pautas de medicación por parte de los sanitarios. "Porque normalmente son pacientes mayores de 75 años, con patología propia y una gran fragilidad", concluye el portavoz de SEMG.

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