Innovación

Urbanismo climático para combatir el calor

  • Ana Mª Nimo
  • 27 de julio de 2022
Urbanismo climático para combatir el calor

En las ciudades, el incremento de las temperaturas se produce a un ritmo dos veces mayor que el de la media global. En este escenario, el urbanismo se posiciona como una herramienta fundamental para hacer frente a unas temperaturas cada vez más extremas.

Las olas de calor son cada vez más frecuentes e intensas, como demuestran las evidencias científicas recogidas por organismos como la Agencia Estatal de Meteorología o el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático. En las ciudades, estos fenómenos se ven intensificados por el efecto isla de calor que resulta de la convergencia de los efectos del cambio climático con las construcciones y la actividad humana. Por este motivo, los miembros de la red C40 (formada por un grupo de grandes ciudades comprometidas con la lucha contra el cambio climático), liderados en este caso por Barcelona, han hecho un llamamiento para habilitar espacios para que sus ciudadanos puedan guarecerse durante episodios de temperaturas extremas. La Ciudad Condal cuenta ya con 197 refugios climáticos, entre los que figuran bibliotecas, escuelas y museos, que ofrecen cobijo y confort térmico a personas vulnerables al calor.

Pero ante esta escalada de temperaturas, no es suficiente con habilitar refugios, además hay que poner en práctica soluciones urbanísticas que ayuden a contrarrestarla. Para ello, expertos como Manuel Pérez Romero, director del Center for Sustainable Cities del IE School of Architecture and Design, abogan por emplear una óptica que vaya al detalle. "El urbanismo siempre ha sido una disciplina muy enfocada en resolver las cosas de una forma macroscópica: la posición de los edificios, el volumen en relación a la calle, al espacio público... Pero ahora hay una tendencia que se mueve más a lo microscópico vinculada con urbanismo termodinámico o urbanismo climático, que trata de plantear soluciones a los fenómenos climáticos que se dan en torno a las ciudades teniendo en cuenta tres elementos fundamentales: la convección, la radiación y la conducción”. Estos tres condicionantes, vinculados con la transmisión del calor, son clave para el diseño de unas ciudades adaptadas.

  • Corredores verdes
  • Tejados Verdes
  • Asfalto
  • Arbolado
  • Áreas fluviales
  • Menos tráfico

Corredores verdes

Los corredores verdes urbanos son pasillos de vegetación que unen zonas naturales de la ciudad que de otro modo permanecerían desvinculadas, dando continuidad a los espacios verdes.

Tejados Verdes

Estas cubiertas vegetales aprovechan el poder de enfriamiento de las plantas para ayudar a equilibrar la temperatura del edificio en el que se encuentran reduciendo así su dependencia de la climatización.

Asfalto

Los nuevos compuestos son capaces de reducir dos grados la temperatura ambiente y hasta 15 grados el calor que irradian.

Arbolado

La presencia de árboles en las calles puede ayudar a reducir las temperaturas de las ciudades hasta 12 grados. Esto se debe a la sombra que ofrecen, pero también al efecto de la transpiración, el proceso por el que el agua dentro del árbol se libera como vapor de agua.

Áreas fluviales

Los elementos de agua urbanos refrescan y humidifican el aire, sobre todo si están en movimiento.

Menos tráfico

El calor emitido por fuentes derivadas de la actividad del ser humano, como el tráfico, intensifica las olas de calor.

“El problema de las grandes ciudades es precisamente ese, que almacenan y emiten mucho calor”, apunta Pérez Romero. El mantenimiento de los edificios (sistemas de calefacción, energía, etc.) es responsable del 28% de las emisiones de carbono que se producen en el mundo, algo que tiene una consecuencia directa en el calentamiento de las ciudades. Una correcta orientación y aislamiento de estas construcciones reduciría drásticamente el gasto energético derivado de la climatización y, en consecuencia, sus emisiones. “Estamos acostumbrados a ver en las ciudades grandes torres de oficinas de cristal y, aunque el vidrio es un material maravilloso, hay que tener en cuenta que provoca el efecto invernadero: deja pasar los rayos ultravioletas, pero no deja que salgan, por lo que provocan, una vez más, un notable aumento de temperaturas. Estos edificios deben contar con un sistema de protección solar que permita reducir la radiación directa y así no verse obligados a compensarlo con refrigeración”.

Protegerse de la radiación solar en verano no debería estar reñido con poder aprovechar su calor en invierno. Para ello, basta con utilizar soluciones inteligentes, que no siempre tienen porqué estar ligadas a la innovación, como explica Pérez Romero: "Un remedio que lleva usándose desde tiempos inmemoriales son las típicas persianas que en verano cuelgan por fuera de los balcones en ciudades y pueblos. Crean una especie de cámara entre el exterior y el interior, son amortiguadores que hacen que el calor exterior se disipe. Es un elemento móvil que se emplea de forma distinta con el paso de las estaciones”.

Rehabilitar la ciudad con sentido

Sin embargo, en la mayoría de los casos, es necesario acometer intervenciones de mayor envergadura para adaptar las urbes a las exigencias climáticas actuales y futuras, aunque estas pueden producirse a diferentes escalas. "No es lo mismo la rehabilitación de un barrio como lo puede ser la rehabilitación de toda una ciudad. En este sentido, encontramos ejemplos como el del Bosque Metropolitano, esa corona forestal que está arropando Madrid y que ayudará no solo a limpiar el aire sino a rebajar la temperatura de la ciudad”, apunta. El anillo verde que rodea Vitoria es otra buena muestra de ello.

Francia o Dinamarca ya obligan a que los edificios de nueva construcción sean cubiertos por paneles solares o techos verdes

En una escala diferente, pero sin salir de lo natural, se encuentran las cubiertas vegetales. Hace unos meses, científicos climáticos del Instituto Goddard de Estudios Espaciales (GISS) de la NASA comprobaron con la ayuda de satélites que los techos verdes ayudaban a aliviar el calor de los edificios en los que se encontraban. Para montar estas cubiertas vegetales es muy importante “utilizar especias endémicas que no tengan una demanda hídrica mayor de la necesaria”, apunta el experto, “de lo contario, puede darse el caso de que su mantenimiento contrarrestase su efecto positivo. Para mejorar su eficiencia, también hay que valorar aspectos como la posibilidad de que su mantenimiento hídrico dependa del reciclaje y recogida de aguas del edificio en el que se encuentre. No puede ser una actuación aislada”. Países como Francia o Dinamarca ya obligan a que todos los edificios de nueva construcción sean cubiertos parcialmente por paneles solares o techos verdes.

Otro de los puntos calientes de las ciudades es el asfalto. Hay muchas empresas trabajando en compuestos alternativos, entre ellas, la alicantina CHM Obras e Infraestructuras que ha desarrollado una composición de parafinas, ceras y productos similares, capaz de reducir dos grados menos de temperatura ambiente y hasta 15 grados menos de calor que irradia. Este material ya ha sido probado en Murcia, donde se ha comprobado que, además, “incrementa la reflectancia solar en un 173%, y duplica la luminancia nocturna, lo que da una mayor sensación de seguridad a los peatones y conductores”, según explica la compañía.

Además de aplicar nuevos materiales, el experto anima a volver de alguna forma a los orígenes: “Si miráramos debajo de las ciudades, descubriríamos que hay capas maravillosas”. Como muestra de ello se remite al proyecto que ha ganado la reforma de la Plaza Azca, el histórico distrito financiero de Madrid. El proyecto, encabezado por el estudio estadounidense Diller Scofidio + Renfro (USA), recuperará un antiguo arroyo que discurrió por la manzana hasta que fue lapidado por el hormigón. La nueva plaza contará además con una gran pradera y con una sombra dinámica que se irá moviendo conforme lo haga el sol, dando forma así un nuevo oasis en la ciudad madrileña.

Así, parece que la fórmula para adaptar las ciudades a los efectos del cambio climático pasa por combinar lo que ya estaba ahí con todo lo que está por hacer.