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Elecciones en Madrid

Pablo Iglesias: "Es el momento de pedir más, y eso sólo es posible desde el feminismo"

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En vísperas de las elecciones en Madrid, el líder de Unidas Podemos habla con el 'Corriere della Sera' de su nueva batalla política

Pablo Iglesias
Pablo Iglesias, en un acto para las elecciones en Madrid.JUAN MEDINAREUTERS

Escuchen el ego de un macho alfa elevarse como en un globo aerostático: "Ni siquiera el líder del Partido Comunista más grande de Occidente, Enrico Berlinguer, pudo llegar a donde he llegado yo: un marxista en un gobierno de la Alianza Atlántica. Y Berlinguer había ganado las elecciones europeas, había hablado con el Corriere sobre el 'tranquilizador paraguas de la OTAN'. Desde un punto de vista histórico, mirar lo que he logrado me marea".

Escuchen ahora a un hombre feminista que sabe cooperar sin querer ser el número uno: "Mi papel es ponerme a las órdenes de Yolanda. En baloncesto, el pivot (delantero centro) es quien marca más canastas. Para mí está claro que Yolanda aporta más votos que yo a nuestro proyecto. La política corre rápido y mi figura está gastada. Tienes que entender cuándo dar un paso adelante para liderar, y cuándo dar un paso atrás para mantenerte en una posición más modesta".

Ni siquiera el líder del Partido Comunista más grande de Occidente, Enrico Berlinguer, ha logrado llegar a donde estoy yo: un marxista en un gobierno de la Alianza Atlántica. Me marea sólo pensarlo

Lo crea o no, el macho y la feminista conviven en un mismo hombre: Pablo Iglesias, el coletas, la coleta que cambió la política española. El Corriere della Sera lo entrevista en Madrid, en vísperas de unas eleciones en las que está en juego toda una carrera política. Renunció a su vicepresidencia. Ha dimitido como líder de Unidas Podemos y ya no concurrirá al puesto de presidente del Gobierno cuando se produzcan las próximas elecciones generales. La candidata será Yolanda Díaz, actual ministra de Trabajo, y Pablo estará "a sus órdenes".

Todo esto para poder presentarse a las elecciones del próximo 4 de mayo a la Comunidad de Madrid, una votación importante, claro, pero que no deja de ser local y además muy peligrosa para Unidas Podemos. Su izquierda está en su punto más bajo en las encuestas. Un líder nacional que falle allí se quemaría, se acabó.

Pablo Iglesias es un profesor de Ciencias Políticas que se ha estado utilizando a sí mismo como conejillo de indias desde 2014 para experimentar con sus ideas. "La realidad", explicaba en la Universidad Complutense de Madrid, "se define con palabras. Quien cambia las palabras cambia la realidad". Después pasó de la teoría a la práctica cuando se encontró creando una coalición de fuerzas de izquierda. No lo llamó Unidos Podemos, sino Unidas Podemos, porque "incluso el lenguaje inclusivo abre más espacio a los derechos de las mujeres".

Quiero evitar a mis tres hijos los arquetipos con los que crecí. Si alguno es gay, no tendrá que sufrir; si es heterosexual, no tendrá que depender de la fuerza o el poder para impresionar a una chica

Después de años encarnando al prototipo del político anti-casta, el nuevo experimento que el profesor Iglesias ha incubado para el político Iglesias es el "candidato feminista". Iglesias es uno de los pocos lñideres políticos del mundo que ha cogido una baja por paternidad. Cuando lo hizo, dejó al partido a las órdenes de su pareja, la madre de sus tres hijos. Ahora cede su protagonismo en la carrera por el Gobierno.

El ex profesor siempre ha utilizado su programa, La Tuerka, para formarse en el arte del debate, para experimentar con el efecto de las consignas. Ahora que estudia el feminismo invita a sus compañeras de partido a una especie de psicoanálisis grupal. Lo critican porque aquella vez en el Congreso se comportó como un "gallo en el gallinero". Él, mudo, recoge las críticas y... sale a escena.

"Todos los hombres, incluidos los que tenemos responsabilidades políticas, seguimos teniendo muchos tics, defectos que se derivan del mundo machista en el que crecimos. Ese aula, en el colegio, en el que tenías que demostrar que eras más fuerte que los demás. Los estereotipos de hombres que seducen porque son más poderosos que los músculos o el dinero. Un diputado socialista me criticó por 'lloriquear'. ¿Qué pasa? El desprecio por el hombre que 'lloriquea' es el legado de un patriarcado agresivo que se traduce en formas masculinas de hacer política y de tener relaciones humanas. Soy consciente e intento superarme".

¿Y lo consigue?
No siempre. No te quitas ese bagaje de agresividad sólo por leer a Judith Butler o la historia de la Librería de Mujeres de Milán. Implica un arduo trabajo interior para aceptar las críticas. Me he dado cuenta de que hubo momentos en mi forma de hacer política en los que surgieron esos tics enormemente machistas. Tenemos que aprender de las mujeres que nos rodean, bajar las orejas y decir: lo voy a intentar.
¿Una mujer es siempre mejor?
Por supuesto que no. Cualquier individuo puede ser mejor o peor, sin importar el género. Sin embargo, las organizaciones políticas, económicas o los gobiernosencabezados por mujeres consiguen aportar una sensibilidad humana que hace que toda la estructura funcione mejor. Sin idealizarlo como una solución universal, el feminismo es la clave para las próximas transformaciones sociales.
¿Por qué?
Porque las mujeres siempre han vivido un mundo más complicado que los hombres. A los políticos, por ejemplo, casi no se les permite ser amables porque se arriesgarían a pasar por débiles. A ellas se las juzga por su forma de vestir y de peinarse, y esto no se hace con los hombres. En mi caso, mis pendientes y mi coleta son la excepción que confirma la regla. Qué falta de respeto es fijarse en si un político está más gordo o más delgado. Para una mujer, llegar a un puesto de liderazgo es más complicado en cualquier ámbito, política, negocios, periodismo. Sin embargo, precisamente por eso, las mujeres acumulan una experiencia con la que los hombres sólo pueden soñar.
La paradoja es que con tantas mujeres poderosas, la sociedad nunca ha estado tan erotizada como ahora. Pechos y culos más grandes, más expuestos, más mercantilizados.
Son procesos que van en paralelo. La clave del empoderamiento femenino está en el control de la sexualidad. Una tiene derecho a disfrutar del erotismo sin que eso permita a alguien pensar en violarla. Las mujeres no son objetos, ni siquiera del deseo masculino.
Tiene tres hijos, ¿qué les enseña?
He crecido con arquetipos que quiero evitar. Si alguno es gay no tendrá que sufrir ni ser insultado. Si es heterosexual no tendrá que impresionar a la chica con su poder o fuerza. Esto significa cambiar la forma en que educas a tus hijos y la forma en que te comportas como padre. Ser hombres de una manera diferente. Ser un hombre que llora, que no grita, que no levanta la mano a nadie. Y esto lo dice alguien con tendencia a enfadarse, porque así es como crecí, pero no estoy orgulloso de ello.
¿Ni Cenicienta, ni Príncipe Azul ni Blancanieves, entonces?
Tienen que verlo todo para saber, incluso El anillo del nibelungo de Wagner, Hansel y Gretel, pero al mismo tiempo me gustaría enseñarles a deconstruir. Por suerte ya hay dibujos animados con modelos más interesantes para que puedan crecer dos hombres y una mujer mejores que yo.
¿No es este feminismo una capa de pintura para tapar las grietas de un partido en crisis en las encuestas?
Absolutamente, pero no en el sentido de que sea una farsa o un engaño. El movimiento feminista es la nueva gran revolución. Está desempeñando un papel mundial sólo comparable al que desempeñó el movimiento obrero en el pasado. El feminismo es el presente y el futuro y, además, es más transversal socialmente que el obrerismo. Precisamente por eso puede conseguir grandes transformaciones económicas poniendo la economía del cuidado en el centro del debate, liberando energías que antes estaban ocultas. Todos tenemos que ser feministas.
¿Por qué este punto de inflexión ahora?
Porque la pandemia ha cambiado los paradigmas de la política. Antes del Covid era tabú hablar del reparto de la deuda, del gasto público y del emprendimiento estatal necesario para el despertar de la economía. Eran sólo nuestros temas, ahora todo el mundo se ha adueñado de ellos. Es hora de exigir más por la igualdad y la política social y eso sólo se puede hacer con el feminismo.

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